carsharing público

Atascos, dificultades para encontrar un aparcamiento, pagos de zonas reservadas, multa por estacionamiento indebido, seguros, accidentes en ciudades y resolución de accidentes… No es sencillo tener un vehículo, pero tampoco es que ofrezca grandes ventajas salvo el hecho de viajar solo en zonas urbanas. 

En las grandes ciudades, a diario, miles de vehículos se encuentran en las vías más transitadas a horas puntas, las entradas y salidas del trabajo y las entradas y salidas de los colegios son algunos de estos momentos, y los embotellamientos se producen con frecuencia. Son solo la más llamativa y vistosa de las consecuencias de tener un coche, que después hay que aparcar y que, por si fuera poco, hay que mantener…

En este contexto, alternativas como el carsharing se han convertido en una solución que aumenta en polaridad y en número de usuarios, y que se perfilan como una alternativa sostenible e interesante para los ayuntamientos con servicios como carsharing público.

¿Es el Carsharing público el futuro de la movilidad en las ciudades?

El carsharing tiene un funcionamiento muy sencillo: un usuario que necesita un vehículo dispone de él durante el tiempo que lo necesita, unas horas o unos días, de forma que cuenta con un vehículo allí donde lo necesita, pero sin tener que ocuparse de su mantenimiento el resto del tiempo. Basado en la filosofía del consumo colaborativo, el carsharing ofrece una alternativa económica a tener un coche.

Pero, quizás dentro de no mucho, no sean los usuarios particulares los únicos que acceden a este servicio. Algunas de las ciudades con problemas de movilidad más pronunciados han comenzado a desarrollar iniciativas pioneras en la que se ofrece un servicio público de alquiler de bicicletas, pero, ¿podría el carsharing público ser el próximo paso?

Los usuarios registrados en el servicio encuentran un coche disponible en las zonas de apartamiento habilitadas para ello, hacen uso del vehículo en tiempo necesario, y después lo dejan estacionado en cualquiera de los puntos de aparcamiento habilitados para ello. En definitiva, el funcionamiento sería similar al que se emplea con las bicicletas públicas.

Los beneficios del carsharing público también son uno de sus puntos fuertes: reducen los problemas de aparcamientos y reducen las emisiones de CO2 ya que los vehículos son nuevos, e incluso incluyen modelos híbridos o elécticos; además, todos los vehículos disponen de un seguro a todo riesgo, por lo que los conductores están protegidos frente a accidentes de tráfico. Para el usuario, junto con los beneficios indicados, hay que apuntar a un ahorro importante frente a tener un coche privado y el ahorro en costes como gasolina o mecánicos.

El carsharing ha entrado con fuerza en el panorama de la movilidad y su disponibilidad ya es bastante alta en la mayoría de las grandes ciudades, aunque en las localidades más pequeñas su presencia es menor. Sin embargo, puede que ese estén sentando las bases para que moverse por las ciudades sea más seguro, rápido y económico porque el servicio de carsharing público podría ser una respuesta a medida de los problemas de atascos y movilidad en el centro de las grandes ciudades.